Esta campaña electoral es atípica por los plazos –tras la reforma, en el año 2016, de la Ley Orgánica del Régimen Electoral General, que reduce los plazos de la campaña si esta se produce por una repetición electoral- y también por las formas pues, si calculamos bien, España está en campaña desde marzo de 2019, en la antesala de las elecciones anticipadas que se celebraron el 28 de abril y que, al final, no se materializaron en una composición nueva de gobierno.
La agenda política está indefectiblemente marcada por la sentencia que condena a los líderes independentistas catalanes y las revueltas que esto ha provocado en las calles de Cataluña, sumado a un hecho histórico como es la exhumación del dictador Francisco Franco y la posterior inhumación en el cementerio de Mingorrubio (44 años después de su fallecimiento). Dos hitos que han alterado los discursos de los líderes políticos y relegado el que se presuponía tema estrella: la economía y la más que apuntada recesión económica en 2020.
Tal y como refleja la última encuesta de Sigma Dos para El Mundo, publicada ayer, los bloques parten de un empate técnico que, muy probablemente, no esperaban en el Palacio de La Moncloa cuando todo indicaba que España iba hacia una repetición electoral, pues en ese momento gozaban de una amplia ventaja respecto al segundo, el Partido Popular, que se ha ido reduciendo con el paso de los días.

La abstención, que se prevé más elevada que en el mes de abril, afectará previsiblemente al bloque progresista, que esta vez parece menos capaz de movilizar a los ciudadanos como sí lo fue hace unos meses. La primera muestra ya la tenemos: las solicitudes para votar por correo han caído alrededor de un 30%, con lo que ello conlleva. No obstante, no podemos obviar el importantísimo dato que arroja el estudio de Sigma Dos, en el que un 35% de los ciudadanos que irán a votar aseguran su voto aún puede cambiar (votantes “dudosos”), algo que puede hacer desaparecer el empate técnico para beneficiar a uno de los dos bloques. Extremo este que solo se daría si ese voto indeciso se concentrase de forma masiva en un solo partido, algo que, a priori, no parece factible.
Si atendemos al discurso de cada partido en los últimos días, observamos que hay dos temas estrella: Cataluña y la desaceleración económica. Todos los partidos recurren a dichos factores para intentar mostrarse mejor que su rival, aunque los hechos acontecidos en Cataluña parecen tener un claro beneficiado, VOX, que justo durante la semana de la sentencia, con los altercados en las calles de Barcelona, pasó de mantenerse a duras penas en los mismos niveles que en abril a duplicar el número de escaños que se prevé que obtengan. Esto puede achacarse a la estrategia de firmeza y contundencia que han seguido para con la crisis en Cataluña, algo que ha tenido especial buena acogida en el sur de la península y en la capital.
Ciudadanos, incapaz de poner freno a su probable descalabro, centran el mensaje en la necesidad de atajar la crisis catalana con más contundencia, pero no solo eso, sino que también han centrado sus esfuerzos en la España vaciada donde, en las pasadas elecciones, obtuvieron el último diputado y ahora están muy cerca de perderlo. El Partido Popular ha visto moderada su expectativa respecto a los primeros sondeos tras la convocatoria electoral, algo que hay que achacar al efecto tapón que hace VOX con las perspectivas de crecimiento ya reseñadas. En el caso de estos dos partidos, el saldo de trasvase es neto, pues los votantes que se van a uno son sustituidos por los que entran desde el otro. Los populares se empeñan en hacer llegar a los ciudadanos un mensaje que, de calar, sería perverso para los intereses de PSOE y VOX, sus mayores competidores, nos referimos a la “pinza PSOE-VOX” de la que tanto se habla en Génova pero que, a tenor de las encuestas, parece no surtir el efecto esperado.
El bloque progresista obtendría unos resultados muy parecidos a los de abril, pues el PSOE se mantiene en la misma horquilla, sin conseguir rentabilizar la exhumación de Franco o su estrategia de moderación en Cataluña, por lo que ahora, en la recta final de la campaña, intentan avivar el miedo a VOX y hablar de que solo ellos pueden hacer frente a la actual situación económica y al desbloqueo institucional, de ahí su lema “Ahora Sí”, aunque la demoscopia nos dice que la mayor parte de los españoles culpan a Sánchez y al PSOE de vuelta a las urnas.

Distinta es la situación de UNIDAS PODEMOS, que ha sido capaz de mejorar las primeras previsiones y parece haber tocado fondo. Su discurso se centra en el riesgo inminente, según su líder, de una gran coalición (gobierno PSOE + PP) tras el 10-N. De igual modo, aprovechan la situación económica para proponer una reforma fiscal que, en sus propias palabras, “atacaría a los de arriba”, buscando así el voto obrero.
Las esperanzas de Más País se vieron truncadas cuando saltó el conflicto catalán y ocupó toda la agenda política. Ahí fueron incapaces de hacerse un hueco para llegar a los españoles, toda vez que su discurso se centraba únicamente en el desbloqueo, llamando a hacer política útil y mostrándose como los únicos que no pondrían impedimento alguno a la conformación de un gobierno progresista. No obstante, Más País perdió la que hubiese sido su gran baza, mostrarse como un partido verde al estilo de otras formaciones europeas y recoger todo ese caudal de voto que ahora mismo no encuentra acomodo entre los partidos que se presentan. Su mayor reto será llegar al 5% de los votos para conseguir grupo parlamentario propio.
En definitiva, el partido está abierto. Todo dependerá de la campaña que, esta vez sí, se antoja decisiva y podrá cambiar las cosas o, por el contrario, debido al hastío ciudadano, dejar todo igual, en tablas, abocando a una situación similar a la vivida en abril. El debate a cinco celebrado este lunes puede ser decisivo.
España se enfrenta a una repetición electoral que puede no resolver la situación de ingobernabilidad actual, pero que sí situará a los partidos frente al espejo y les obligará a tener más predisposición al pacto que en abril. España no puede permitirse más meses en stand by porque las amenazas que se ciernen sobre nuestro país y sobre la vida de los españoles, no van a dar tregua.
Alberto García Martín (Director de Asuntos Públicos de Sigma Dos)
Luis Sauceda Parejo (Técnico de Asuntos Públicos de Sigma Dos)