Los dados vuelven a estar sobre el tablero, lanzados, esta vez, por los propios partidos políticos.

En los últimos cuatro años hemos sido convocados siete veces a las urnas (nacionales: 2015, 2016, 2019 (2); autonómicas y municipales: 2015, 2019; europeas: 2019) para expresar nuestras preferencias políticas, algo que, según las encuestas, está generando una sensación de fatiga electoral en el ciudadano (como viene indicando en reiteradas ocasiones el CIS, los políticos se han convertido en el segundo problema que más preocupa a los españoles, algo que no sucedía desde 1985).

Tras una participación más alta de lo habitual – que, como ya sabemos por experiencia, suele beneficiar al PSOE- en los comicios celebrados el 28 de abril, 37.000.608 millones de españoles estamos convocados a las urnas el 10 de noviembre para decidir, entre otras cosas, si el multipartidismo resiste o se vuelve al bipartidismo imperfecto que durante años marcó la política española.  

¿Cómo llegamos a las elecciones del 10N?

A grandes rasgos y teniendo en cuenta a los partidos nacionales con opciones de obtener importante representación parlamentaria, nos encontramos con seis formaciones que van a disputarse hasta el último voto. Son las siguientes:

  • Partido Socialista Obrero Español (PSOE), que viene de ganar con amplio margen las elecciones celebradas en abril y ostenta el poder ejecutivo, con todo lo que eso, para bien y para mal, conlleva. Un partido recompuesto bajo el liderazgo de Pedro Sánchez tras los complicados hechos de 2016 con uno de los Comités Federales más tensos de los últimos tiempos. Como era de esperar, las listas electorales con las que concurrirán a los próximos comicios son, con algunas excepciones de renuncias o incompatibilidad de sus miembros, prácticamente las mismas que en abril. Algo que parece lógico tras el buen resultado electoral y para evitar tensiones internas innecesarias en estos momentos. La sentencia del Tribunal Supremo que condena a los principales líderes del llamado procés en Cataluña, ha llevado al PSOE, en el gobierno en funciones, a mostrarse respetuoso con la sentencia y prometer que no habrá indulto sino cumplimiento íntegro de las penas.
  • Partido Popular (PP), tras cosechar en abril los peores resultados de su historia con Ciudadanos al alza y con la irrupción de VOX, dos puntos de fuga evidentes para los populares, han dedicado estos meses a recomponerse del golpe, moderar su discurso y hacer cambios en el organigrama de Génova, especialmente entre los pesos pesados del partido. A tenor de la encuesta que realizó SIGMADOS para El Mundo a principios de octubre, el PP está despegándose de su suelo, y pasarían del 16,7% al 21,2%, un aumento de 32 escaños en la Cámara Baja. Hasta la mitad de los votos que se fueron a Ciudadanos en abril ahora volverían al Partido Popular. En cuanto a las listas, Pablo Casado sí ha modificado buena parte de las mismas y dado entrada a dirigentes relevantes de la época de Rajoy, como a Ana Pastor, ex ministra y ex Presidenta del Congreso, que irá de número dos por Madrid, desplazando a Adolfo Suárez Illana, el retorno de Isabel García Tejerina a las listas por Madrid -en las pasadas fue cabeza de lista por Valladolid-, o el cambio del cabeza de lista por Huelva, pues Juan José Cortés, uno de los fichajes más mediáticos y criticados por sus propias filas, ya no irá como n.º1 al Congreso, sino que su nuevo destino será el Senado. Viendo estas circunstancias, se desprenden dos lecturas de tales modificaciones: a.- El Partido Popular es el partido que más cambios ha acometido de abril a noviembre; b.- Casado ha decidido poner distancia de los “fichajes estrella” y recuperar a históricos del aznarismo y, sobre todo, del marianismo. El Presidente del partido, Pablo Casado, se ha manifestado a favor de reformar al Código Penal para que se recoja el delito de rebelión sin violencia y el de referéndum ilegal. Para su partido, lo que sucedió en Cataluña fue un “golpe” y no sedición.
  • Ciudadanos (Cs), en abril consiguieron quedarse a 9 escaños del Partido Popular -fijado por los líderes naranjas como principal competidor dentro del centro derecha- y, por lo tanto, pudieron seguir soñando con el sorpasso. Según las encuestas, en noviembre ya no estarán en circunstancias de disputar el liderazgo del centro derecha al Partido Popular y bajarán de forma notable. Tengamos en cuenta que, por debajo del 8-9% la pérdida de diputados, por los restos en las provincias donde se disputen, puede ser especialmente sangrante para el partido de Rivera. Y es que –siempre según las encuestas- parece que muchos de sus votantes se muestran críticos con la posición inflexible del no a Sánchez. Por su parte, el 73% de los votantes del partido naranja apuesta por apoyar a Pedro Sánchez para ser presidente si vuelve a ganar las elecciones (Sigma Dos). En principio, el giro anunciado por Rivera hace algunos días, cuando levantaba el veto a Sánchez, no está taponando la vía de escape por la que se iba el votante más socialdemócrata al PSOE. En cuanto a sus listas electorales, a tenor de los resultados cosechados en abril, es previsible que no haya grandes modificaciones. En relación con la sentencia al procés, Rivera ha puesto énfasis en la necesidad de garantizar el cumplimiento íntegro de las penas y, una vez más, ha apelado a la unidad de los constitucionalistas para dar respuesta a la situación en Cataluña.
  • Unidas Podemos (UP), sufrió un duro varapalo en abril, bajando de los 71 escaños a los 42 (-29), pero aun así pudo erigirse como una fuerza importante al ser un actor fundamental para la conformación de un gobierno de progresistas, algo que no sucedió. La repetición electoral junto a la irrupción de Íñigo Errejón con Más País, probablemente sirvan para que el partido morado baje aún más, algo que ya pronostican las encuestas, que le dan en torno a 32 diputados, 10 menos que en los anteriores comicios, continuando la tendencia bajista. Sus listas no han variado en gran medida, salvo por los que han decidido bajarse del barco morado y subirse al de Errejón. Pablo Iglesias se ha mostrado partidario de estudiar la posibilidad de indultar a los condenados, para ello se ha servido de otros ejemplos históricos que, a su juicio, cometieron delitos más graves y fueron indultados.
  • Vox, el partido de la nueva derecha se presentó en 2016 a las elecciones generales, pero no consiguió representación parlamentaria al obtener tan solo el 0,2% de sufragios. Sin embargo, en abril subió hasta el 10,3% y consiguió 24 escaños, que será, con leves variaciones al alza, algo similar a lo que conseguirá en noviembre. El partido de Abascal casi no ha modificado sus listas, el caso más sonado es la renuncia de la exdiputada balear Malena Contesí, que anunció su baja por medio de una carta muy crítica con la formación. El partido de Santiago Abascal, que está personado en el caso como acusación popular, ya ha anunciado que “interpondrán todos los recursos procedentes contra la sentencia”. Que este tema entre de lleno en la precampaña electoral beneficia más a Vox que a otros partidos.
  • Más País: Íñigo Errejón dio el salto, que muchos pedían, a la política nacional, por lo que entra directamente a ser competidor de su exlíder, Pablo Iglesias, y su ex partido, Podemos. No olvidemos que el madrileño fue cofundador de Podemos junto a otros profesores universitarios. Más País se nutrirá, como ya se esperaba, de votos que se vayan de Unidas Podemos y de abstencionistas, pero la encuesta de SIGMA DOS también nos dice que, en la misma medida, habrá fugas de voto del PSOE a Más País, por lo que podríamos estar ante un actor político que aglutine a una izquierda más moderada que Podemos, pero más a la izquierda que el PSOE y que, a su vez, tenga el atractivo de activar al votante abstencionistas. Clave para este proyecto político será la capacidad que ha demostrado de tejer alianzas con otros, como puede ser el caso de Compromís en Valencia, Equo a nivel nacional, Chunta aragonesista en Zaragoza o el fichaje de la también exdirigente de Podemos, Carolina Bescansa, como cabeza de lista por A Coruña; lo que está por ver es si la arriesgada apuesta de concurrir en Barcelona y enfrentarse a los de Ada Colau, no divide en exceso el voto de izquierdas y termina beneficiando a la derecha. Desde el partido, tras conocer la sentencia, han asegurado que “se rompen los puentes”, por lo que su líder ha llamado a “reconstruirlos”.

En los discursos, siempre España

En la lucha por ganar lo que ha venido a llamarse “el relato”, el contexto manda, con la sentencia del 1-0 al fondo, y la palabra estrella está siendo España: el PSOE ya incluyó la palabra España en su slogan de 2014 (“Merecemos una España mejor”) y ahora repite con “Ahora, España”. Por su parte, el partido de Errejón apela al más genérico “Más País”, sin mencionar la palabra España, que podría crearle problemas con sus alianzas con partidos nacionalistas y regionales (Compromís, la Chunta, etc). En principio, lo que dice la teoría política y electoral es que entrar en el “marco” narrativo del adversario (en este caso, la palabra España o las apelaciones al país han sido el ámbito conceptual del centro derecha), acarrea más riesgos que oportunidades. Si cuando la campaña electoral gira en torno a factores sociales es la izquierda la que sale favorecida, cuando ésta gira en torno a sentimiento e identidad nacional, lo normal es que se imponga el relato de la derecha. Por eso no está claro que la arriesgada apuesta del bloque de centro izquierdas -a excepción de Podemos-, no vaya a tener un efecto contraproducente en su intento de desangrar especialmente a Ciudadanos.

No se esperan grandes cambios en las líneas discursivas para esta campaña, pero sí más moderación que en la anterior. Si en abril los partidos atacaban sin piedad a los proyectos y líderes contrarios, esta vez saben que el contexto social no es favorable a esa confrontación. Son numerosos los estudios que señalan que los partidos políticos y sus clases dirigentes se autoposicionan en posturas más radicales que los propios votantes, alejando al votante moderado para ganarse al radical, algo que nunca dio tantos votos como para ser rentable.

El PSOE querrá redimir la culpa que le achacan los españoles por la repetición electoral, apelarán a su Historia como partido de gobierno y, aprovechando los Consejos de Ministros de los viernes, colarán algunas de sus antiguas promesas con la esperanza de subir lo suficiente como para no tener que depender de partidos nacionalistas (la exhumación de Franco será una de ellas). El Partido Popular moderará su discurso y pedirá “volver a casa” a los votantes que se fueron a Ciudadanos y que hoy se sienten decepcionados con los naranjas (33,8%), sumando a esto el discurso de la defensa de la unidad de España, basándose en la aplicación del Artículo 155 de la Constitución española por parte de Mariano Rajoy. Ciudadanos, como ya se ha mencionado, nadará en aguas revueltas, pues sus votantes se fugan por izquierda y derecha, por lo que tendrán que promocionarse como partido que no va a bloquear un hipotético gobierno, sea del signo que sea. Unidas Podemos entablará la lucha por “el relato” para culpar a Sánchez de la repetición electoral, aunque su mayor amenaza será la fuerza con la que irrumpa Íñigo Errejón, diana de críticas de todos los dirigentes morados. Vox no tendrá que modificar su discurso, seguirá apelando a la defensa de España frente a enemigos internos y externos y, a este factor, le sumará que solo ellos son algo diferente al PSOE, porque nunca pactarían con ellos ni permitirían por acción u omisión que llegasen a La Moncloa. Más País, con la fortaleza mediática de su líder y la mochila vacía de culpa por la repetición electoral, podrá presentarse como el partido de izquierdas que no va a bloquear un pacto progresista sino que, al revés, lo posibilitará. Al mismo tiempo, influenciado por su socio Equo, promoverá un proyecto de país verde, respetuoso con el medio ambiente y concienciado con el cambio climático, ocupando así un espacio que en este momento está vacío.

Otra de las cuestiones importantes que podremos ver en las próximas semanas será “la batalla del relato por la cuestión económica”. Y es así que, ante las previsiones de desaceleración económica y la percepción de que ésta condicionará la campaña (el 54,2% así lo confirma según la encuesta de Sigma Dos para El Mundo, 70,3% en el caso de quienes tienen entre 18 y 29 años), cobrará especial relevancia quién logre capitalizarlo, batalla que muy posiblemente se desarrolle principalmente entre el PSOE y PP por ese bagaje en la gestión de legislaturas pasadas.

Sea como fuere, vamos a presenciar otra campaña, la séptima en cuatro años, en la que los políticos hablarán más de ellos que de la ciudadanía, más de política que de políticas públicas, más de España como nación que de los españoles como sociedad. Cuando los ciudadanos vuelvan a tirar los dados el 10N, a los partidos les tocará mover ficha. ¿Lo podrán hacer esta vez?

Alberto García Martín (Director de Asuntos Públicos de Sigma Dos)

Luis Sauceda Parejo (Técnico de Asuntos Públicos de Sigma Dos)