Antonio Asencio para Las Provincias | 2022: la felicidad y el recibo de la luz

Los españoles somos, tradicionalmente, los más optimistas dentro de un continente, el europeo, pesimista por definición. Así lo reflejan las sucesivas encuestas que cada diciembre Sigma Dos realiza en colaboración con la red Gallup International. Este gran estudio global mide cada año el estado de ánimo en más de 40 países que representan dos tercios de la población mundial. Esto nos permite hacer comparaciones interesantes y plantear hipótesis que desmienten prejuicios según indica Antonio Asencio, director de comunicación y estrategia de Sigma Dos en este artículo para Las Provincias.

«El último estudio, de diciembre de 2021, refleja que el 50% de los españoles cree que el 2022 será mejor que el año presente, lo que supone un incremento de 4 puntos respecto al mismo estudio de diciembre de 2020»

Enfrente, el 28% de los españoles piensa que será peor, con lo que el saldo es muy positivo (+22). En comparación con nuestro entorno, tenemos un nivel de optimismo muy por encima de la media mundial, que se sitúa en el 38% y, de la Unión Europea, del 34%. Y lo mismo pasa con los niveles de felicidad: destacamos en Europa.

Cuando se pregunta específicamente por las expectativas económicas, ese indicador de optimismo cae al 31%, frente al 39% que piensa que 2022 será un año difícil. Lo curioso es que ese 31% está muy por encima del optimismo económico de nuestros vecinos italianos, alemanes o polacos. En conjunto, solo el 14% de los ciudadanos de la UE cree que la economía irá mejor el año que viene.

Si nuestra situación objetiva no es mejor que la de estos países, con un crecimiento por debajo del esperado, la variante Ómicron con forma de tsunami, y una situación política juzgada, invariablemente, como mala o muy mala por más del 70% de los españoles, ¿cómo se explican estos aceptables niveles de optimismo y felicidad?

«La felicidad es algo así como el Santo Grial: el concepto más buscado, y a la vez más huidizo de las ciencias sociales»

Tan difícil de definir en términos sociológicos como de analizar con números fríos. Este mismo estudio señala que los países más felices del planeta no están entre los más prósperos y estables. Se encuentran, por el contrario, en Latinoamérica y Asia, con Colombia e India a la cabeza: países con desigualdad y serios problemas estructurales.

Tal vez, tenemos un problema de perspectiva, un sesgo llamado economicismo, y más concretamente, macro-economicismo, que consiste en analizar la realidad a través del PIB, el déficit o la deuda. Estos indicadores dominan la discusión política y, efectivamente, son importantes.

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