El pasado domingo se celebró la primera vuelta de las elecciones presidenciales en Chile, con un resultado que, si bien ha confirmado a quiénes se preveía que serían los dos contendientes por la presidencia, también han arrojado algunas sorpresas.
Tal y como vaticinaban las encuestas, a la segunda vuelta pasarán el ex presidente Sebastián Piñera, al frente de la coalición conservadora Chile vamos, que se ha hecho con un 36,6% de los votos, y el candidato oficialista Alejandro Guillier que, liderando la coalición de centroizquierda La fuerza de la mayoría, ha obtenido un 22,6% de los votos.
Sin embargo, pese a la victoria, el resultado de Piñera queda lejos de las previsiones, que situaban al candidato en un umbral cercano al 45% de los sufragios, y anuncia una segunda vuelta que será más reñida de lo que se pronosticaba.
Sebastián Piñera, expresidente de Chile y candidato presidencial de la coalición Chile Vamos
La gran sorpresa de esta primera vuelta la daba Beatriz Sánchez, candidata del Frente Amplio, un bloque de una docena de movimientos de izquierda que consiguió hacerse con el 20,3% de los votos, y que se convierte así en un actor decisivo de cara a la segunda vuelta, reavivando con ello las opciones de Guillier. El candidato de centro izquierda contaría, además, con el apoyo de la democristiana Carolina Goic que ha logrado un 5,9% de los sufragios, un pésimo resultado para uno de los partidos históricos de la democracia chilena que, en esta ocasión, optó por presentarse en solitario.
Beatriz Sánchez, candidata a la presidencia de la coalición de izquierda Frente Amplio
Los escándalos de corrupción han lastrado las opciones del candidato heredero de la presidenta Bachelet, que dejará su cargo con unos bajos índices de popularidad que han influido en la fragmentación de la coalición que la ha mantenido en el poder. Así, mientras que por la izquierda han concurrido a esta primera vuelta seis candidaturas, por la derecha solo lo han hecho dos, la de Piñera y la del ultraderechista José Antonio Kast, cercano al pinochetismo y que ha obtenido un 7,9% de los sufragios, votos que previsiblemente irán a engrosar, en su mayor parte, los resultados de Piñera en la segunda vuelta.
Como quiera que sea, si algo ha dejado claro la primera vuelta es que está lejos que haberse despejado la incógnita de quién será, tras la segunda vuelta que se celebrará el 17 de diciembre, el sucesor de Michelle Bachelet en el Palacio de la Moneda. Aún más si tenemos en cuenta que la participación se quedó en un escaso 47%, tres puntos menos que en las elecciones de 2013 en las que ya destacó la abstención.