El próximo domingo los brasileños irán a las urnas para elegir al presidente para el periodo 2023-2027. La carrera entre el actual mandatario y candidato del Partido Liberal, Jair Bolsonaro, y el expresidente Luiz Inácio Lula Da Silva, del Partido de los Trabajadores, se ha venido cerrando después de que las encuestas no acertaran en la primera vuelta al subestimar la cantidad de votos a favor del derechista.

Según el portal PollsterGraph, que reúne información de diversas encuestas brasileñas, actualmente Lula lidera el promedio de sondeos con una intención de voto de 47,7%, apenas 2,6 puntos por encima de Bolsonaro. Un 7,3% de los electores está aún indeciso o votará en blanco.

Las tendencias actuales muestran a un Bolsonaro en franco crecimiento y a un Lula en declive. En la primera vuelta el izquierdista consiguió el 48,4% de los votos, incluso más que lo que las encuestas le otorgan ahora. Por su parte, el candidato de derecha obtuvo un 43,2%.

En Brasil, así como ocurre en Francia, el sistema político es presidencialista, por lo que los ciudadanos votan directamente por el Jefe de Estado, el cual debe conseguir un mínimo del 50% de los sufragios para ser elegido en primera vuelta. Esa primera votación fue el pasado 2 de octubre y en ella participaron otros seis candidatos.

La campaña se está siendo larga para Lula, un sindicalista que gobernó Brasil entre 2003 y 2010 después de presentarse varias veces como candidato. En 2018 fue condenado por corrupción pasiva al verse salpicado por la trama de Odebrecht y pasó cerca de dos años en prisión.

El candidato izquierdista, que durante todo el verano estuvo liderando los sondeos con más de 50% de intención de voto, se ha visto especialmente perjudicado por los debates presidenciales. En uno, antes de las votaciones de la primera vuelta, olvidó lo que estaba diciendo y el vídeo del momento se hizo viral en redes sociales.

Bolsonaro, pese a estar creciendo, también ha tenido sus contratiempos en la campaña. Hace una semana se vio forzado a disculparse después de que en un vídeo sugirió que un grupo de adolescentes venezolanas eran prostitutas simplemente por estarse maquillando en una casa que visitó.

La izquierda lo acusó de “asqueroso” y “pedófilo” por sus comentarios, pero el incidente por ahora no parece haber frenado su ascenso en las encuestas.

Sorpresa en la primera vuelta

A principios de octubre se esperaba que Lula ganara en primera vuelta debido a que antes de las elecciones la mayoría de encuestas le daban más del 50% de intención de voto. Sin embargo, las proyecciones no estuvieron del todo atinadas. Aunque el resultado final estuvo dentro del margen de error, se quedó a 1,6 puntos porcentuales de lo necesario para evitar el balotaje.

La intención de voto a Bolsonaro también fue subestimada. Se esperaba que obtendría un 39,9% de apoyo, pero al final se alzó con 43,2% de los sufragios.

El tercer lugar en esos comicios fue para Simone Tebet, la candidata del Partido del Movimiento Democrático Brasileño. Pese a ser de centroderecha, ha apoyado a Lula en la campaña previa al balotaje, al igual que ha hecho Ciro Gomes, del Partido Laborista y quien quedó de cuarto lugar.

Con la tendencia al alza de Bolsonaro, el respaldo de esos dos candidatos puede ser fundamental para Lula en una segunda vuelta que amenaza con traer sorpresas nuevamente.

Según Predictit, un sitio web que funciona como un mercado en el que se venden acciones a favor de que se produzca un determinado resultado, actualmente se tiene que pagar 33 céntimos por la posibilidad de que gane Bolsonaro, 13 céntimos más de lo que se pagaba antes de la primera vuelta. Por su parte, por la victoria de Lula se debe pagar 71 céntimos, más del doble que la de su rival pero 11 céntimos menos que los 82 que costaba la acción antes de que se forzara el balotaje.