El Covid-19 no nos está cambiando tanto como podía esperarse. Al menos en esta fase, la cartografía electoral de la pandemia no detecta sacudidas decisivas. Conviene extremar la prudencia: tras la sanitaria y la económica, la crisis política puede ser la siguiente. Ahora mismo, la clave de la encuesta de Sigma Dos para EL MUNDO está en la subida de PSOE y PP a costa de Podemos y Vox en una España dividida en dos hemisferios ideológicos simétricos y casi impermeables.
¿Por qué sucede esto? La teoría política distingue varios tipos de crisis. Cuando una mayoría social entiende que la crisis es propia del sistema (ya sea por el colapso económico, una mala gestión o la corrupción política), es más proclive a cambiar a quienes identifica como responsables y a optar por el voto de castigo. Fue lo que ocurrió con la crisis financiera de 2008 y el subsiguiente auge de opciones más radicales en todo el mundo, también en España.
Cuando, por el contrario, se entiende que la crisis es exógena al sistema (como en las catástrofes naturales) el efecto más inmediato es el all around the flag: todos unidos por la bandera. Frente a la angustia, los ciudadanos optan por apoyar a quienes están al mando. El voto no es visto como un castigo, sino como un refugio o escudo frente al miedo y la incertidumbre. PSOE y PP actúan aquí como partidos sistémicos, de poder, y se benefician de esta tendencia. Gracias este efecto podríamos decir que España lenta, pero perceptiblemente, se mueve al centro por ambos lados (si ese movimiento tectónico es para pactar o colisionar, lo decidirán sus líderes).
La segunda conclusión, en línea con la anterior, es que instituciones como el Ejército, las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado o la Sanidad suscitan un elevadísimo respaldo social, superior al 80%, ritualizado cada tarde en un aplauso colectivo. Hay que remontarse a fenómenos como la victoria de la selección española en el Mundial de Sudáfrica de 2010 para encontrar niveles de consenso similares en torno a un elemento común a todos los españoles, algo poco habitual en un país tan fragmentado política, ideológica y territorialmente como el nuestro. Tal vez, con el re-conocimiento unánime a estas instituciones y profesionales, los españoles estén buscando una forma nueva de patriotismo institucional que evite la desvertebración social en un momento tan complicado.
Antonio Asencio, director de Comunicación y Estrategia de Sigma Dos.