Antonio Asencio, director de comunicación y estrategia de Sigma Dos:

Lo recordarán: el célebre atraco (dramatizado en clave de entremés cañí y surrealista) se desarrollaba en un Madrid veraniego… y electoral. ¡Qué casualidad! Me fijé especialmente en este detalle: los muros de este barrio tan castizo y popular, que nunca deja de ser villa y de tener su leyenda y su lenguaje propio, eran un collage de los partidos de la época. Cualquier tiro de cámara en la plaza donde doña Justa vendía tabaco y timbres sacaba, de fondo, las caras multiplicadas de Carrillo, Fraga o Adolfo Suárez. Aquellos años, la política pintaba con entusiasmo nuestros edificios de candidatos, siglas y eslóganes.

En cierta manera, aquellos muros eran el Instagram de la época. Porque Instagram, Twitter o TikTok son eso en esencia: un muro digital. Y si hasta hace años –no tantos- el comienzo de la campaña se solemnizaba con la tradicional “pegada” de carteles, que iniciaba el candidato y continuaban, cubo y fregona en mano, unos entusiastas militantes del partido de turno dispuestos a encolar nuestras calles y nuestras mentes, ahora el pistoletazo se produce en forma de lanzamiento digital.

A diferencia de ese ayer eterno en el que pegábamos unos carteles encima de otros para una ciudadanía genérica, hoy se busca al votante al que se quiere llegar para contarle lo que le interesa: una propuesta de salud, de pensiones, de seguridad o de impuestos.

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