Italia y su cultura política, ¿la historia de un déja vú? Una vez más se instala la incertidumbre sobre la formación de gobierno, tras las elecciones generales celebradas este domingo, en las que unos 46 millones de italianos estaban llamados a la urnas y han tenido un índice de participación del 73%.
Y es que, a pesar de que con un 31% de los votos el Movimento 5 Stelle (M5S) ha sido la fuerza política más votada, no parece que el partido fundado por el cómico Beppe Grillo y liderado por Luigi Di Maio tenga asegurado el ejecutivo, como tampoco la coalición de centroderecha, con la Liga Norte a la cabeza, que obtuvo un 37.5 % de los votos.
Luigi di Maio, lider del Movimento 5 Stelle, y Beppe Grillo
Además del fragmentado, y ya tradicional, panorama político de Italia, la actual situación también se explica por la nueva ley electoral, que, pensada para favorecer acuerdos, penaliza las formaciones en solitario y favorece el gobierno de amplias coaliciones: es necesario alcanzar alrededor de un 40% de los votos para gobernar, una línea de corte que, como se ha visto, parece difícil de alcanzar con estos resultados.
La nueva ley podría beneficiar a la coalición de centroderecha, formada por Fratelli d’Italia, Lega Nord y Forza Italia (liderada por Silvio Berlusconi), que, como todo indica, será la primera fuerza parlamentaria. Al interior de esta coalición ha sorprendido el impulso de la formación xenófoba y euroescéptica Lega Nord, que con un 18.4% de los sufragios ha superado a sus socios de Forza Italia, la formación liderada por el inhabilitado Silvio Berlusconi, que obtuvo un 13.5% de los votos y pasa a ser, en un giro inesperado, la segunda fuerza de la derecha italiana.
Con todo, Berlusconi vuelve a ocupar un espacio importante en la política italiana. Aunque no puede postularse como jefe del ejecutivo ni ocupar ningún tipo de cargo público desde su inhabilitación en 2013 por fraude fiscal, si la coalición de la que forma parte su partido consiguiera llegar al poder, Berlusconi será el “elector palatino”, y su candidato, Antonio Tajani, actual presidente del Parlamento Europeo, se convertiría en primer ministro.
Silvio Berlusconi, lider de Forza Italia, y Antonio Tajani, presidente del Parlamento Europeo
Pero ese es, aún, un escenario improbable. La formación de un gobierno depende de negociaciones y pactos que, con la aritmética parlamentaria actual, no parecen viables o sencillos. A pesar de la gran victoria del M5S, un gobierno en solitario de los antisistema no es viable. La formación de Di Maio ha dejado entrever que, esta vez sí, están abiertos a posibles pactos. Recordemos que en las pasadas elecciones generales de 2013 el M5S también resultó la formación más votada, pero se negaron a formar coalición con el Partito Democratico (PD), el partido de centroizquierda del exprimer ministro Matteo Renzi. El PD ha sufrido otro batacazo en estas elecciones, obteniendo tan sólo el 19% de los votos, su peor resultado desde 1948, unos resultados que no le dejan mucho margen de negociación. Otra opción sería un acuerdo, relativamente improbable, con Lega Nord, formación con la que M5S comparte su discurso euroescéptico, contrario a la inmigración y a la política tradicional.
Las encuestas publicadas antes de los comicios, como la de Ipsos para el diario Corriere della Sera o Demos para La Repubblica, ya auguraban una complicada situación en la que la nota dominante sería la incertidumbre. Y a pesar de que Italia se caracteriza por su inestabilidad política (ha tenido 63 gobiernos desde 1948), la falta de un gobierno estable sí podría afectar la débil recuperación del país, tercera economía de la Unión Europea.
La situación preocupa a la Comisión Europea, que teme un bloqueo como el que mantuvo en vilo a Alemania en los últimos cinco meses, y que solo ayer ha comenzado a solucionarse, tras el sí de los militantes socialistas a una reedición de la “gran coalición” con Angela Merkel. De hecho, el presidente de la Comisión, Jean Claude Juncker, ha adelantado que ya se preparan para un “gobierno no operativo”, y pronostica una respuesta negativa de los mercados. Una situación que preocupa, y mucho, a Bruselas, en un momento de creciente tensión económica y comercial con los Estados Unidos y la decisión del presidente Trump de aumentar las barreras arancelarias.
Resta que el presidente de la República, Sergio Mattarella, comience la ronda de consultas para formar gobierno, y que Italia, una vez más, llegue a acuerdos de gobierno impensables en otras países y culturas políticas.