Aunque unidos en su apego a la Unión Europea, los votantes europeos están divididos sobre lo que esperan que sea la UE. Y mientras que los votantes del Reino Unido siguen estando profundamente divididos en cuanto al Brexit, la mayoría de los que viven en el continente temen un «efecto dominó»: si el Reino Unido se va, otros países lo harán, una percepción en la que sí coinciden con los británicos. Son algunos de los resultados de la encuesta europea realizada por Gallup International, de la que forma parte Sigma Dos para España, y que se ha realizado a nivel europeo a pocos días de la celebración de las elecciones.

La mayoría de los ciudadanos europeos (un 58%, y un 62% de los británicos) cree que el Brexit es peor para la UE que para el Reino Unido. Pero ni los europeos ni los británicos están completamente convencidos de que finalmente se producirá: el 39% de los votantes del continente cree que, en última instancia, el Reino Unido permanecerá en la Unión. Asimismo, el 27% de los británicos cree que los resultados de 2016 serán revocados, y un 29 % no está seguro sobre el resultado final. En Europa del Este prevalece una actitud similar: el 48% considera que el Reino Unido permanecerá en la Unión, mientras que solo el 37% cree que se irá. Parece, por tanto, que la incertidumbre seguirá dominando la política europea.

En cuanto al acuerdo, la mayoría de los ciudadanos de ambos lados del Canal de la Mancha quieren que la UE tenga más flexibilidad en las negociaciones del Brexit –lo cual sugiere que las discrepancias sobre el acuerdo se dan entre los políticos, no entre los ciudadanos.

La mayoría de los británicos votaron por el Brexit porque solo una minoría, un 42 %, se siente europea, y es aquí donde la encuesta de Gallup International revela la gran diferencia con los votantes del continente, donde el 71% se siente, en efecto, europeo (una disparidad explicada, en parte, por décadas de retórica anti-UE en la prensa británica). El factor identitario es la clave del problema.

En cuanto a los cambios que puedan darse tras las elecciones, a apenas diez días de que se celebren los votantes de todo el continente están profundamente divididos: uno de cada dos (49 %) espera un impacto positivo, mientras que el 41% considera que las elecciones no cambiarán en nada a la UE. Las expectativas positivas aumentan a seis de cada diez entre los que se identifican como ciudadanos de la UE, mientras que las expectativas negativas dominan en el 65 % de los que se sienten más alejados de la UE. La mayoría del bloque original de la UE (los Estados Miembro del oeste y norte de la UE) no esperan ningún cambio positivo tras las elecciones, mientras que una mayoría de votantes en los estados del sur y los nuevos Estados Miembro son más optimistas.

Por afiliación política, quienes se identifican con la izquierda están divididos (45% a 44%) en sus expectativas de cambio resultante de estas elecciones, mientras que una leve mayoría de los votantes identificados con el centro (50% a 40%) tienen expectativas positivas. Por su parte, una clara mayoría de los votantes de derecha (58% a 36%) espera un desarrollo positivo, una tendencia que refleja la creciente importancia de los partidos populistas en toda la UE.