Valdimir Putin ha vuelto a ganar las elecciones presidenciales rusa, esta vez con más del 70% de los votos, 10 puntos más que en 2012.
Se trató de unas elecciones marcadas por la tensión con la Unión Europea y con los Estados Unidos, y con una particularidad: ha sido la primera vez que los electores de Crimea y Sebastopol, territorios anexionados en 2014, han participado en unas elecciones rusas.
El resultado no ha sorprendido, pero sí los porcentajes. Según los datos de la Junta Electoral Central de Rusia, Putin ha recibido unos 56 millones de votos, entre los que se encontraban 1.2 millones de papeletas de votantes de Crimea y Sebastopol, un 90 %. Además, Putin ha obtenido el 100% de los votos en 205 colegios electorales, y el voto del 100% de los militares rusos destinados en Siria.
El extraordinario resultado en Crimea y Sebastopol debe ser analizado en el contexto del conflicto que Rusia mantiene con Ucrania. Recordemos que Crimea y Sebastopol fueron anexionados por Rusia tras la celebración, en 2014, de un referéndum alentado por Putin y el Kremlin.
Los observadores de la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE) han advertido sobre la ausencia de competencia real en estas elecciones presidenciales, así como sobre las restricciones a la libertad de opinión y de reunión durante la campaña previa. Además, y sobre todo, la Unión Europea no reconoce la celebración de elecciones en la Península de Crimea y apoya la integridad territorial y la soberanía de Ucrania.
Con este nuevo mandato, Putin pasa a formar parte de los jerarcas políticos rusos que más tiempo han pasado en el poder, sólo por detrás de Iósif Stalin. El Partido Comunista, liderado por Pavel Gruduinin, ha alcanzado un 15% de los votos, seguido del Partido Liberal Demócrata del ultranacionalista Vladimir Zhirinocski, que ha conseguido el 5.9% de los votos.