La Unión cristianodemócrata (CDU/CSU) de Angela Merkel se posiciona a la cabeza logrando su cuarta victoria, aunque el partido ha empeorado resultados en comparación con otros comicios.

El pasado domingo 24 de septiembre, se celebraron las elecciones federales alemanas, que contaron con una participación electoral de 76,1%, 4,6 puntos mayor que la de las federales del 2013.

La CDU/CSU ha obtenido un 33% de los votos, que correspondería a una asignación provisional de 246 escaños. El segundo partido es la izquierda socialdemócrata (SPD) quién ha sufrido una derrota histórica, obteniendo su peor resultado desde 1949, un 20,5% de los votos, aproximadamente 153 escaños. La tercera fuerza más votada la constituye Alternativa para Alemania (AfD), ultraderechistas con discurso xenófobo y contrario al Euro ha logrado 12,6% de los votos, una estimación de 94 asientos en el Bundestag. Por otro lado, los liberales de la FDP han logrado librarse del ostracismo parlamentario con el que cargaban los últimos 4 años y así poder volver a entrar en el juego político con un 10,7% de los votos, cifra que constituiría alrededor de 80 escaños. En quinta posición encontraríamos a Die Linke, la extrema Izquierda quién ya se ha posicionado como fuerza opositora en el Bundestag con un 9,2% de los votos, aproximadamente 69 escaños. Finalmente, los Verdes han logrado un 8,9% de los votos, lo que se correspondería con 67 asientos.

La coalición más comentada es la llamada coalición Jamaica que sería formada por la CDU/CSU, la FDP y los Verdes. Así, conseguirían una mayoría absoluta con 347 diputados en el Bundestag. De esta manera la canciller se aseguraría poder gobernar con mayoría.

Lo más relevante de estas elecciones lo constituirían las fuertes pérdidas de votos por parte de los grandes e históricos partidos; la CDU y el SPD. Los conservadores pierden 8,5 puntos respecto al 2013 y los socialdemócratas 5,2. Aunque sigan siendo los más votados, éstos han obtenido sus peores resultados desde la II Guerra Mundial. Los votantes que han perdido han migrado a formaciones más pequeñas, cobrando especial importancia la AfD, el partido de ultraderecha. También es importante resaltar que a este partido de corte xenófobo y antieuropeo, le han votado 5 millones de alemanes, principalmente de la región Este del país, erigiéndose en esa zona como el segundo partido más votado.

 

Noruega y Nueva Zelanda, pautas similares
La irrupción de partidos de extrema derecha en el Parlamento no sólo se ha dado en Alemania. Aunque esta ola populista haya tomado fuerza en muchos países europeos ha sido frenada gracias al voto de los ciudadanos, aunque sea innegable el hecho de que ha multiplicado fuerzas (Francia, UK, etc.).

Un caso similar al alemán y de carácter reciente lo constituyen las elecciones Noruegas. Tampoco los laboristas ni los conservadores lograron una mayoría absoluta en las elecciones parlamentarias del 11 de septiembre. El Partido del Progreso (FrP), al que perteneció el asesino de Utoya, logró un 15,2% de los votos, tan solo 9,8 puntos menos que el Partido Consevador. Así se constituyó la extrema derecha como tercera fuerza. Cabe decir que en las elecciones de 2013, el FrP logró entrar en el parlamento noruego y logró formar gobierno con el partido conservador. Aunque los partidos noruegos sigan negociando, se puede adivinar que el partido ultraderechista formará parte de la coalición de gobierno.

Las recientes elecciones de Nueva Zelanda también muestran pautas similares. Las generales celebradas el 23 de septiembre designaron al partido conservador (Partido Nacional) como el más votado, pero no logra alcanzar la mayoría absoluta. Tendrá que pactar para gobernar con una mayoría en la cámara, y entre los posibles candidatos se encuentra el partido antiinmigración y populista New Zealand First (21,8% de los votos), quien a lo largo de la historia reciente ha construido alianzas tanto con nacionales como con laboristas.

Los partidos de corte ultraderechista ya han entrado en algunos parlamentos. Ahora será tarea de los partidos políticos determinar si les hacen caer en el ostracismo o si por el contrario entran a formar parte de la coalición de gobierno, y si es así, bajo qué condiciones.