Fuente: Elaboración propia

Mayoría: 326 escaños
Total: 650

 

 

 

Theresa May ha perdido la mayoría absoluta que necesitaba para seguir gobernando con comodidad. Como ya hemos comentado en otros posts, la Primer Ministro convocó estas elecciones anticipadas con el objetivo de reforzar y aumentar la mayoría con la que contaban los conservadores desde las elecciones del 2015. Pero esta mayoría no le “pertenecía”, ya que May llegó al poder por un acuerdo partidario, después de la renuncia de Cameron por el resultado del referéndum sobre el Brexit, y no como resultado de unas elecciones generales.

Al convocar las elecciones generales, May arguyó que lo hacía porque las negociaciones con la Unión Europea por el Brexit requerían un mandato “strong and stable”, y que esa legitimidad solo podía venir de las urnas.

La enorme ventaja de 20 puntos que daban las encuestas a May en ese momento desapareció en el transcurso de las seis semanas siguientes, fundamentalmente, como coinciden los analistas, por los errores estratégico del manifiesto tory (incluyendo el controvertido “dementia tax”) y una candidata a menudo percibida como distante por el electorado.

Los resultados de la madrugada del 9 de junio han reflejado esa caída en las encuestas y arrojaron un “hung Parliament”, un parlamento sin un partido con mayoría. Con 318 escaños (y 42.4 % del voto), los conservadores ganaron las elecciones y resultaron ser el “biggest party”, el partido con mayor cantidad de diputados, pero se quedaron a 8 de la mayoría. Es indudable que May tendrá dificultades para formar gobierno y algunas figuras de su propio partido ya están pidiendo su dimisión y remplazo por el hasta ahora canciller Boris Johnson. Es posible que los conservadores puedan seguir gobernando si consiguen el apoyo del DUP, los unionistas de Irlanda del Norte, que han obtenido 10 diputados. Está todavía por definirse si el acuerdo entre ambas formaciones será una coalición o un acuerdo de apoyos puntuales.

No solo el varapalo de los conservadores ha sido una de las sorpresas de estas elecciones. Los nacionalistas escoceses del SNP (Scottish National Party), que basaron su campaña en la eventual convocatoria a otro referéndum de independencia, obtuvieron 35 escaños, lo que representa una pérdida de nada menos que 19 diputados; el hundimiento absoluto de los brexiters del UKIP, un partido para el que el éxito del Brexit parece haber dejado paradójicamente sin electorado; el mantenimiento e incluso leve mejora de los resultados de los Lib-Dems, y, sobre todo, el gran resultado que ha obtenido el partido laborista de Corbyn, al que algunas encuestadoras daban por desahuciado, y que obtuvo 262 diputados, 32 más.

Otro dato a tener en cuenta es la participación en estas elecciones generales, que con un 69% representado la afluencia más alta de votantes desde 1997. Como habíamos adelantado en nuestros posts anteriores, el factor decisivo a la hora de predecir el resultado de la elección y, sobre todo, la performance electoral de los laboristas era la movilización del electorado más joven y de los votantes de ingresos más bajos. Los datos de la elección muestran que fue la movilización de estos dos sectores del electorado lo que determinó el resultado.

Ahora tan solo queda la incógnita de si las habilidades negociadoras de Theresa May permitirán alcanzar un acuerdo con el DUP que le garantice unos mínimos de gobernabilidad. En todo caso, el panorama de cara a las negociaciones con la Unión Europea por el Brexit y la continuidad a mediano plazo de May como líder del partido conservador son dos grandes incógnitas.