Con el encargo realizado por el Jefe del Estado a Pedro Sánchez, líder del Partido Socialista, se pone fin a una situación de impasse que se prolongaba desde que se conocieron los resultados electorales de los comicios celebrados el pasado 20 de diciembre.
Hasta ahora, los únicos pasos que se habían dado en la XI legislatura habían sido la constitución de las Cortes Generales el día 13 de enero y la adscripción de los diputados a los diferentes grupos parlamentarios, según marca el Reglamento, pocos días después.
Con esta nominación, para la que han hecho falta dos rondas de contactos entre el Rey y los portavoces de los grupos, se pone en marcha un proceso descrito con claridad en el artículo 99 de la Constitución. Una vez que el candidato considere que ha agotado su proceso negociador en busca de apoyo, comparecerá ante el Congreso exponiendo el programa político del Gobierno que pretende formar y solicitará a continuación la confianza de la Cámara. Si el Congreso le otorga esta confianza a través del voto de la mayoría absoluta de sus miembros (es decir, el voto afirmativo de al menos 176 diputados), Pedro Sánchez será nombrado Presidente por el Rey. Si, por el contrario, no alcanza esta cifra de votos, se someterá a nueva votación a los dos días, en la que ya le bastará obtener la mayoría simple, es decir, obtener más votos positivos que negativos.
Esto supone por lo tanto que las posibilidades de Pedro Sánchez de ser investido en una primera votación, y toda vez que el PP ya ha adelantado su voto en contra, pasan únicamente por conseguir sumar el apoyo, además de los de su grupo (que suman 89) el apoyo de los diputados tanto de Podemos y sus confluencias (69 diputados), como los de Ciudadanos (que suman 40), a los que se podrían sumar tres diputados del grupo mixto: los dos de Izquierda Unida y el diputado de Nueva Canarias que, aunque se ubica en el Grupo Mixto, se presentó en coalición con el PSOE. Esto le garantizaría así una cómoda suma de 201 diputados.
“En cualquier caso, el candidato Pedro Sánchez necesitaría la abstención de los partidos secesionistas catalanes”
En la segunda votación que tendría lugar dos días después, pueden plantearse varios escenarios de los cuáles se analizan a continuación algunos de los más factibles. Considerando en primer lugar el apoyo de las fuerzas de izquierda (PSOE, Podemos e IU) a su candidatura, Pedro Sánchez sumaría 161 diputados. En una investidura apoyada por fuerzas nacionalistas, si el PNV vota a favor en esta segunda votación sumaría 167, a los que hipotéticamente se podría sumar la diputada de Coalición Canaria, dando por lo tanto un resultado de 168 votos a favor. En este escenario y en cualquier caso, el candidato Pedro Sánchez necesitaría en esa segunda votación la abstención de los dos partidos secesionistas catalanes: Convergencia y Esquerra Republicana. Una segunda opción para esta segunda votación es que Ciudadanos se abstuviera en la misma, en cuyo caso, con el apoyo únicamente de las fuerzas de izquierdas Pedro Sánchez podría ser igualmente investido presidente.
Finalmente, una tercera opción, que no parece probable ahora mismo, es que Pedro Sánchez pactara el apoyo de Ciudadanos y se garantizara la abstención del Partido Popular. En este caso, podría salir investido también cómodamente en una segunda votación.
Si después de esta segunda votación el candidato propuesto por el Rey no lograra la confianza de la Cámara, el Jefe del Estado volverá a llamar a consultas a los líderes de los partidos, pero en este caso ya con un tiempo tasado. Desde que se produzca la primera votación de investidura, hay sesenta días de plazo para conseguir que la Cámara otorgue su confianza a algún candidato. En caso de no lograrse, transcurridos estos dos meses, las Cortes Generales quedarán disueltas y se convocarán nuevas elecciones.
José Miguel de Elías
Director de Investigación y Análisis de Sigma Dos
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