Hemos construido nuestra memoria colectiva a base de momentos, de imágenes. Un país es un álbum emocional más o menos común (en gran medida televisivo). Ahí están las moléculas que, poco o mucho, nos unen a través de las generaciones y los territorios, tan dispares y deslavazados. Estas son las primeras conclusiones de Gerardo Iracheta, presidente de Sigma Dos, en esta tribuna para El Mundo.
En Sigma Dos está pendiente de estudio, lo haremos más pronto que tarde con El Panel de EL MUNDO, si nos unimos más en el 12-1 a Malta o con el gol de Iniesta en Sudáfrica; contra el fallido 23-F o en la inauguración de los JJOO de Barcelona con el entonces príncipe Felipe de abanderado. A una sociedad también la unen la salud y la enfermedad. Las alegrías de Nochevieja y las penas de la Covid-19, con sus aplausos sostenidos durante meses, indica Iracheta.
“No sabemos qué se recordará dentro de 20 años de esta España que no acaba de sacudirse la pandemia”
Reír y llorar son actividades que suelen hacerse en grupo, como bailar en un chiringuito o en una verbena de verano, aunque luego nos olvidemos pronto, señala el presidente de Sigma Dos. No sabemos qué se recordará dentro de un par de décadas de esta España que no termina de sacudirse la pandemia: si la victoria de Díaz Ayuso, la vacuna masiva en el Zendal (u otros espacios de nuestras ciudades) o el gol de Morata en la prórroga contra Italia en la Eurocopa (para luego fallar un penalti).
“Los motivos por los que un acontecimiento se convierte en hito son un misterio. Los filtros que el tiempo aplica a nuestra memoria, una prueba que la sociología puede intentar descifrar solo a posteriori”.
Tribuna de Gerardo Iracheta, presidente de Sigma Dos, en el diario El Mundo.